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Maravilhion

Santiago Valverde
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A petición del artista ahora conocido como Hugo Gris voy a editar el texto original para borrar todos los nombres bajo los que ha trabajado hasta el día de hoy y sustituirlos por  “Hugo Gris”.

Estos son los eventos posteriores a una acción artística que Hugo Gris y un grupo de jóvenes creadores realizaron hace unos cuantos años en la avenida principal del Poblado en Medellín. Para desgracia del performance les interrumpió la policía pero para nosotros se ha convertido en suerte porque dio pie al relato que encontrareis a continuación.

Les entregamos otra de las joyas de la antigua Maravilhion, un relato que aun siendo documental resuma la poesía del realismo sucio tal como sólo Hugo Gris es capaz de lograr. Todo el texto (el de “Implicados” también), nombres y fotos están tal como en el original.


Un hogar oculto en medio del cemento

El día estaba un poco oscuro, y las calles olían a vomito de sábado por la noche; pero todo normal, los padres seudo-perfectos se divertían, viendo marear a sus hijos en las atracciones del parque de diversiones; las parejitas en los cines se juntaban las bocas, se hurgaban entre las ropas y ¨por hay no un poquito mas abajo” en fin; la señora que los domingos no lo es tanto, salía de su casa con el vientre oliendo a sándalo, disque va a visitar a su madre al cementerio, bueno eso es lo que siempre le dice al cándido de su esposo, los domingos antes de salir. El señor senador de la república, presuroso toma el ultimo vuelo de la tarde a Río de Janeiro; Ya saben en el Brasil no funciona muy bien que digamos la extradición; mientras tanto paramilitares, guerrilleros, y policía comulgan en la misma iglesia en que es velado un niño, muerto a causa de los combates. Nosotros en ese momento estábamos recibiendo una cátedra de moral y conducta social a cargo de un respetado coronel de la policía, que andaba de paseo con toda su familia, en un auto de la institución que se supone es para el simple beneficio de toda la comunidad. La causa, escándalo publico de eso se nos acuso, de atentar contra las buenas costumbres y la moral de todos nuestros buenos conciudadanos.


Rayuela

No valieron las explicaciones, ni las razones que planteamos, como tampoco la petición de respeto que hicimos de nuestro derecho a la libre expresión. Todo estaba demasiado claro para el coronel, estabamos desnudos, de frente al árbol, con nuestras sensaciones al descubierto, se nos debía entonces, investigar. El coronel llamo a una patrulla, que llego rapidísimo, casi nunca son tan rápidas (al menos no en los barrios pobres), se bajo el ájente Chonchito y dijo: Al a orden mi coroneel. Haveer agente, hágame el favorr, y se me lleva a estos desvergonzados que andaban en cueros, aquí en el parque, frente a la iglesia, no incontraron otro sitio mejor para empelotarse, los hijueputas que aquí la avenida el poblado, por donde a diario pasa el alcalde y el gobernador, disque liberta de expresión, haber si tienen tanta libertad como dicen, por que no se desnuda la pelada, o mejor, porque no se van pal monte, o pa una residencia y se empelotan todos y se fotografían el culo; ya oyó ájente, se me los lleva y me los deja un buen rato, mientras los identifica.


Cuando el destino nos alcance

Como ordene mi coroneel. Uy ustedes echen pal carro. Nos subimos al carro, solo faltaba Chato (él perro de Mario), Mario dijo Chato súbase y Chato dijo guau guauuurr, mientras miraba las suculentas carnes que colgaban del agente Chonchito, el auto arranco, y nosotros empezamos a tomarnos algunas fotografías dentro de la patrulla, luego guardamos las cámaras por temor a que nos quitaran los rollos; la vuelta fue breve pues la estación estaba cerca, nos hicieron bajar de la patrulla, a Chato tuvimos que amarrarlo de una especie de columna para que no llegara a morder a un policía que le tiraba agua mientras nos advertía que si lo mordía le pegaba un tiro; al Chato se le notaba que estaba indignado.


Nos requisaron uno a uno buscando sustancias alucinógenas; el guardia de turno dijo: ¿y a estos por que los traeen? El ájente Chonchito respondió: Andaban empelota los hijueputas. El guardia de turno dijo: ¿la china también? A no, esa como que no; oiga mamita ¿usted también andaba empelota? La china o sea Marcela encargada junto con Mario de tomar las fotografías, dijo: no, yo era una de las que estaban tomando las fotos.


Dentro del Laberinto

Chanchito se marcho y de inmediato se formo una barra verde alrededor de Marcela, parecía una tierna pechuga adornada con muchas verduras o antipasto; y empezó el desfile de pirobos, perdón, de piropos policiales, que mamita por aquí, que mamita por allá, y Marcela se hacia la loca, y otras veces sonreía con una carita de “cierto que nos van a soltar rápido”; A ella la dejaron cerca del calabozo, pero por fuera de la reja, no podían encerrarla por ser menor de edad, pero caspa esa era pura recriminación sexual, por que adentro ya había un pelado que también era menor; a la final fue que la vieron tan lindita, que no quisieron que se ensuciara en el piso del calabozo.


Destino

Dentro del calabozo ya había dos personas; uno era un loco como de treinta años, se notaba que ya estaba acostumbrado a los canasos, porque estaba bien cobijado, tratando de dormir su domingo; claro, nos dio el recibimiento de rigor, nos presentamos, y nos pregunto por nuestro prontuario: ¿y ustedes que por los cogieron? No por una bobada, estabamos tomando unas fotografías en el parque, en esas llego un coronel y le pareció que nos veíamos mejor aquí vestidos. ¿Cómo así esque estaban empelota, empelota? Si pero eso que tiene de raro. En ese momento llega el papa de Mario a reclamar a Chato y se voltea hacia el calabozo en donde todos ya teníamos una pinta de convictos amateur. El hermanito de Mario nos compro unas gaseosas y cigarrillos para relajarnos un poco, pero el papa de Mario, ni nos hablo, yo creo que estaba un poco avergonzado; cogió al perro, lo monto al carro y se marcho, el Chato se despidió moviendo su cola mientras ladraba.


Mefistofeles

Bueno ya por lo menos habían liberado a uno de nosotros, solo faltaba que soltaran a los otros cinco. En esas de nuevo abrieron la reja para que entraran dos nos nuevos reclusos, parecían ser hermanos o por lo menos muy buenos amigos, a uno le decían el caleño y al otro el flaco. El flaco entro protestando: que los soltaran que ellos no estaban haciendo nada malo, que solo estaban cuidando autos, que los dejaran tranquilos trabajar, que ese policía se la tenia montada, en fin. Nos fue mirando uno a uno. Esa mirada como que infundía miedo.


El otro recluso que había antes con el de la cobija, era un sardino como de diecisiete años y era más hermético que un contenedor nuclear. El flaco se acerco para ver quien era el de la cobija y le pego una patada con cariño; el de la cobija, que nunca supimos como le decían por que nadie pronunciaba su nombre o por lo menos sus alias, se volteo a mirarlo y le reconoció: hola flaco. El flaco respondió: Entonces que gonorrea ¿Porque esta aquí? El de la cobija respondió: no, imaginaté que me cogieron en batida, me pidieron papeles, yo dije que no tenia, di una chapa que ya había utilizado otras veces y me figuro en pantalla un denuncio de hace 5 años, y aquí me tienen mientras me investigan. Que embale loco ¿y a vos porqué te cogieron? No pues, imaginaté, esta bandera del caleño, le digo yo que pilas, que yo se las canto para que se jale el pasacintas de un carro, una belleza y en esa venia un tombo, no me entendió las señas y nos cogieron. El caleño dijo: cual gonorrea si Ud. me aviso cuando ya lo tenia encima. ¿hey quien los cogió? Ese negro hijueputa que siempre nos jode. Él de la cobija dice: ¿cuál el negro Mosquera? El flaco responde: Si ese negro hijueputa que siempre que me ve me llama y me dice “flaco, veni marica”, yo me le arrimo y hay mismo me va dando una patada en la espinilla. Al caleño se le aguaron los ojos mientras se levantaba las botas de la su sudadera para mostrarle al flaco las señas en su espinilla pues a él también se la tenia montada, el flaco mira triste al caleño y le dice con su voz quebrada: A voz también te pega en la misma parte. El caleño dice que si con la cabeza: Si esa gonorrea a mi también me pega.


Mateo: dreams

El flaco nos mira a todos, se levanta la camisa y nos muestra una bolsa que tiene a un costado de su abdomen, repleta de desechos orgánico, vuelve y nos mira diciendo: ¡Eh! Las güevas, yo aquí no amanezco, pilas pues pa que me ayuden, yo enseguida me empiezo a quejar, decir que esta bolsa ya esta llena y ustedes dicen que me saquen de aquí, que esto esta oliendo muy maluco, va pa esa. Nosotros nos miramos buscando el consentimiento de todos y dijimos: Listo va pa esa. Y empieza el flaco a gritar: agente, agente, mire que esta bolsa ya se llena, y estoy incomodando aquí a esta gente con el olor y si echo esto a la letrina se taquea y es peor para todos. El agente de guardia dice: Ya deje la gritería, que usted se va cuando tenga que irse. El flaco le responde: Conste pues que se los advertí. Se sienta y nos pregunta: Y ustedes ¿Porqué los encanaron? En esas él de la cobija dice: No, estos manes estaban disque en el parque en pelota tomando fotos. El flaco se asombra: ¡En pelota! ¿Dónde, en el parque? Y todos: Si, en el parque. ¿Cuál, en el de allí? El del poblado. Y de nuevo todos: Siiiiiiiii, ji, je. El Flaco hizo una cara de repudio y dijo: Ah, las guevas, yo seré lo que quiera, yo seré ladrón, cochino, ¡todo un hijueputa! Pero yo si no soy tan bandera como para empelotarme en la calle, para que todo mundo vea de que color tengo el culo, ustedes si están es en nada.


Así fue como hasta los criminales expresaron su repudio a nuestro simple acto de sensibilización colectiva, todos estaban sensibilizados gracias a nosotros, y por primera vez en mucho tiempo policías y ladrones compartían una causa moral en común ¡Ah, aquí si había unión!


Continuará.....

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